Monday, August 27, 2012

Efluvio.

   Allá afuera está la lluvia, lúbrica, con su carnaval de agua por todas partes. Casa adentro, nosotros, secos, rodeados por todas partes. Llevo el vestido que me has pedido. Me siento a tu lado tras la barra. Giro,te miro y fijo la vista en la ventana. El embate de la tormenta dicta la escena .Abro las piernas. Me acaricio los muslos. Deslizas tu mano bajo la falda. Apartas mis bragas. Entra un dedo tentando el terreno. Empieza a lloviznar bajo techo. Es la lluvia socorrida. Entra otro dedo a guarecerse. Ahora sí me llueves. Tus extremidades chapotean en mi charca que perfuma la cocina. "Luces radiante"-me dice alguien. ¿Tienen servilletas? -pregunto. Abro las puertas de la alacena. Mis dedos te palpan. La boca entreabierta. De prisa, ya debo atender a  los invitados. Te beso. Te degusto. Te saboreo. La boca se abre a esperar la ráfaga.  "Nuestros comensales lucen hambrientos"-dices.  Más hambrienta estoy yo. Ya no distingo si es hambre o sed. Te trago. El horno nos avisa que está caliente. Sirvo los aperitivos. "No olvides añadir el queso a la pasta"- te advierto. Y nos preparamos para saciar su hambre.

Thursday, August 9, 2012

Puesta.

   Cuando llegué a la orilla estaba contaminada, roída hasta el tuétano. Hice la caminata con la convicción de que no se vería, que la nube negra que se había posado obstinadamente sobre mi cabeza sería un coágulo celeste. Ese espectáculo pretérito de escuchar cantar al astro mientras es engullido por La Mer perdió todo sentido. Me senté inmóvil en una silla, el trípode a un lado, la cámara en la bolsa. Si hubiese cerrado los ojos, habría sorteado la embriaguez de tanto rojo. Pero ahí estaba y con sus tonalidades echaba a perder la escena en que me muestro melancólica hasta cogerme lástima yo misma.
   Bien sabe el universo de conspiraciones. La gente se aglomera en la arena. Parece ser la última oportunidad que tendrán en vida de ver una puesta. Tanto rojo es dañino para la salud, en ocasiones. Recuerdo la representación cromática que hiciste de mi personalidad. Esa pasión mía que amas o detestas, cuando no puedo controlarla. La cámara me pide que la saque de la bolsa y lo hace a través de voces indistintas. Ahora solo media un lente entre el mundo y yo. Los matices me regalan el sonido: olas que rompen, risas distantes, gaviotas que alzan vuelo, un chapoteo que se acerca. Todo parece notar que existo, todo despierta ante mi. "Play it once, Sam, for old times' sake" , siento ganas de decir y que la melodía del piano me bañe en recuerdos. Los sonidos sin palabras activan mi código armónico interno. Es un idioma que mi cuerpo y mi mente reconocen.
   Camino hasta mojarme. Dejo que el momento me haga, Las olas me acarician los pies y mi ojo le dicta imágenes al lente. Era esto lo que quería inmortalizar. El obturador se abre tal como lo hace mi cuenco tibetano que recibe y da afinación. Siempre se me ha antojado que la puesta es un postre al que el mar no puede resistirse, sin importar cuánta saciedad lo embargue. El mundo se detiene, la vida comienza. Horizonte es ese punto en que el círculo de eternidad toca una línea infinita. El incendio marino difumina mi silueta. Inicialmente el azul saborea el rojo para luego devorarlo de un tirón. Tanta humedad me extasía. Ven, querido, respírame cerca con tu don de licantropía. Mi boca aventura tu luna.