Tuesday, October 4, 2011

Días de feria.

       Anoche mi hija me pidió permiso para sacar dinero de sus ahorros y le eché la cantaleta sobre lo importante que es "guardar pan para mayo" como dirían los viejos sabios, a lo que contestó diciendo que eran sólo dos dólares. Realmente no toqué más el asunto, estaba corriendo entre la cocina preparando su cena y mis ejercicios. Esta tarde cuando llegué a recogerla en el cole me tendió una bolsa ligera con un peso emocional imponente.
       La bolsa contenía dos marcadores que me compró en la feria del libro. "Mira mamá- me dijo- dos marcadores para los libros de tu mesa de noche". Su carita de orgullo me remontó veinticinco años atrás cuando me le aparecí a mi madre con "El amor en los tiempos del cólera" que se había agotado en algunas librerías e inexplicablemente lo tenían en la feria de la biblioteca central de "Ciudad Libertad" donde estudiaba en aquella época. Volví a ver la cara de mi madre cuando le entregué el libro después de esperarla a que terminara sus clases en la Academia de Bellas Artes. Ese tarde se me hizo eterna. Al salir a las 4:30 caminaba hasta su trabajo y la esperaba hasta las 6 que terminaba su última clase. Aquellos años fueron gloriosos, despuntaban todos los plásticos y escultores que hoy llenan galerías en Miami y el mundo y yo deambulaba entre las clases magistrales de historia del arte, el taller de grabado y la biblioteca atestada de  volúmenes valiosísimos que con mi sonrisa de niña ávida devoraba tras prometer cuidar de ellos.

      Un niño me sacó de mi ensimismamiento preguntándome si sabía a qué hora venían sus padres  por él y caminé hasta el estacionamiento tomando una foto de mi sorpresa. Pero al subir al coche no pude controlar el flujo de una emoción de dos décadas y rompí a llorar con las lágrimas de mi madre. Lágrimas de orgullo por ese pensamiento que nos acompaña en ámbitos de literatura y que nos trae a la madre de la mano de un libro o un marcador.

7 comments:

  1. hermoso, Mari. Además imagino la cara de tu hija, que se me parece tanto a ti. Un beso. Presiento que esos marcadores quedarán bien resguardados

    ReplyDelete
  2. Entré por la puerta con los lagrimones y así mismo me puse a hacerle su ensalada favorita, puse la foto en fb, miam, miam. Y cómo están los peques? Un beso inmenso querida.

    ReplyDelete
  3. ja, ese miam, miami... Los peques bien, terminando su prekinder y listos para las vacaciones. Ya les falta poquito. Besos

    ReplyDelete
  4. puse en el útlimo miami, no sé por qué. Locuras de nuestra condición, quise decir miam, como tú.

    ReplyDelete
  5. Tu condición es tres veces la mía jeje.

    ReplyDelete
  6. A mi me ocurre igual con mi hija. A cada rato se aparece en casa con un libro que pidió en la biblioteca porque cree que me va a gustar, o me hace en la escuela un marcador para que lleve la cuenta de las páginas. En esas ocasiones me pregunto qué he hecho para merecerla. Un día se lo dije, y me respondió "Yo soy como tú." Si algo bueno me pasa en la vida, es eso.

    ReplyDelete
  7. A mi me pasa igual. Me invade una sensación de plenitud cuando me dicen que mi hija tiene mi espíritu....

    ReplyDelete