
Lo primero es la compra. He dicho que el éxito de un platillo o una bebida no radica en la preparación sino en la selección de los ingredientes. Disfrute ese momento. Si le es posible vaya a un mercado de agricultores de los que tienen en la ciudad. El de Pinecrest y Coconut Grove son famosos. No se trata de andar con remilgos. Como dije anteriormente el disfrute al paladar está en consentir a sus invitados y a usted mismo que estará manipulando los ingredientes. Camine, escoja la fruta, sostengala en sus manos y sienta el aroma fresco. Pase por un vino que no sea muy caro. Usted no va a degustar el vino. El bouquet y el cuerpo no son importantes porque el vino aporta el color. Aunque algunas recetas sugieren vino rosado, a mi personalmente no me gusta. Si le va a poner, que sea rojo tinto y que le coloree las mejillas a los invitados. Siéntase de una vez Baco e inspire el éxtasis.
De regreso a casa prepare el almíbar. Será ligero y para el mismo usará una taza de agua y una de azúcar( a mi me gusta morena). Añada una ramita de canela. Si comienza a bailar en la cocina cuando la canela desprende su fragancia, es perfectamente normal. Tampoco se sorprenda si su cocina adquiere un tono de años cincuenta y comienza a cantar " It had to be you" a lo Billie Holiday. Al menos eso me ocurre a mi con el olor de la canela. Deje enfriar el almíbar y corte la fruta en trozos pequeños. Puede usar una manzana, un melocotón, una pera y definitivamente le pondrá dos naranjas y un limón en rodajas. Exprima la naranja y el limón dejando el jugo correr por sus dedos. Si el invitado es uno solo( como tantas veces me ocurre a mi) y quiere estar radiante, póngase en el rostro una mascarilla de miel y dos cucharadas de zumo de naranja por unos minutos y luego enjuague con agua fresca. Con la fruta cortada en pedazos ya puede ponerla a macerar. Déjela en el vino de cuatro a seis horas a temperatura ambiente para que extraiga todas sus partes solubles. Asegúrese que le acompañen el almíbar y una copa de Cointreau. Una vez empapada la fruta, vierta una botella helada de una bebida de limón espumosa en la jarra y estará lista para beber.
Si sus invitados intercambian miradas de esas que parecían perdidas, ya sabe que ha hecho algo grande. Si está sola y el hombre parece perder los estribos es que la bebida ha resultado tan refrescante como se esperaba y necesita un poco de calor corporal. Acoja a ese pobre desamparado y deje que disfrute la miel y la canela.