Entre
tú y yo lo que media es un regimiento a la hora de ordenanza, una tromba
licuadora, un bioma desértico calcinado por la luz. Si tu viaje fuese luctuoso,
me sería más fácil. Llevaría luto un tiempo y después te pondría girasoles en tu aniversario. No puedo
prometerte que me quedaría sola. Sabes que no soy mujer de esas. Necesito ese
acto de proyección luminosa y el reflejo deslumbrante, aunque sea por un
tiempo. En este mundo cada vez más deshumanizado, me las arreglo para encontrar auras afines que besar. Contigo se rompieron los moldes. ¡Qué costumbre la tuya, de volver cuando menos
lo espero!
Anoche me traías
de regreso a casa y al pasar por esa avenida solitaria a las 2:00 horas, se nos
cruzó. Corría de un lado a otro como un atentado a la fe. Las muertes y
las partidas no están cantadas, siguen un ritual que no estamos
llamados a ver. Me besaste en el umbral, sin atreverte a entrar. Ni siquiera
escuchaste mi voz que te siguió hasta el elevador pidiendo que me abrazaras. Creía desvariar al escuchar maullidos, como los de una gata abandonada que pide
cobijo bajo la lluvia. Los chubascos son malos consejeros-me digo a conciencia-
te vas con el primero que se ofrezca. Y al salir de la tina, encuentro la
fuente de los gritos lastimeros. Un bulto pequeño en tus manos, ese que prefería el sacrificio antes que
entregarse a cualquiera. Revuelvo el cajón de las medicinas y encontramos un
gotero. La alimentación es lenta. Nada de atragantarse después de tanto vacío. Comida, calor y
mis palabras. Con todas sus necesidades cubiertas, se duerme en mis brazos. “Cuidará tus horas con mis
ronroneos”-me dices. Sofisticación y sensibilidad. Consagras un gato, como los antiguos a deidades femeninas.
Déjame volver al juego. Yo soy mujer. Con estos tiempos
que corren nos aferramos a la “moda” y cambiamos la antorcha de libertad por
símbolos burdos. Deja que me cubra el
misterio y te deje hacer. El hombre no se corteja. Él es el cortejo. Abrígame.
¿Cuánto tiempo has faltado? Pon
en marcha tu maniobra sádica. Me endulzas con frases que había olvidado. Sacas
tu femenidad a flote y confluye con la mía.
Me mojas con lluvia fresca. Este temporal si lo aguanto. Demórate.
Quiero sentir tus dedos y tus labios antes que resbales dentro de mí. Déjame
expulsar tus aguas antes que desborde con ese pedazo de tu cuerpo. Inundación,
minutos útiles, discernimiento, cauce trazado por tu mano. Entras de una vez. Ahora siento la vida. Una ocupación bendita que llena todos los
espacios, un sorbo de líquido, una balsa en medio del mar.
Quizás porque se menciona varias veces términos relacionados con el agua (lluvia, chubascos, temporal)a ese gato no le gusta la lectura, prefiere besar(te)
ReplyDelete* peregrino
Consagrado a la deidad ;-)
ReplyDelete*
Cualquiera pensaría que los gatos no son figuras eróticas. Con una narración así y sentado sobre tu cuerpo… ¡suerte del ocupante!
ReplyDeleteSaludos M
Pregúntale a los antiguos :-)
DeleteUn abrazo.