Friday, October 12, 2012

Arquitecta.

    Venía a ser como el décimo día. Me sentaba y tras una línea mis manos se detenían. Detenido el tiempo. Tú, tan carne de poesía y yo tan muda.  Hacer un mosaico con pedacitos regados hubiese sido más fácil. Un cúmulo de colores siempre deja opción. ¿Para qué casarse con un celeste que con una nube se esconde? Mas no. Se me metió entre muslo y muslo que no era mujer de dualidades. Nada más peligroso que el azar de desnudar un alma. Siente una que al sacarse la ropa, no queda nada por mostrar.
     Esa mañana te dije que dejaras de amarme si querías, pero que no me olvidaras. Sabía que un campanazo en tu alma te traería de regreso. También, cuánto retardar el redoble. Nuestra expulsión del Olimpo no estaba cantada.Esos días que te apartabas, conducía por la ciudad. En cada esquina que nos habíamos mirado, bajaba la ventanilla y dejaba libre un mechón de pelo. Sólo en la permanencia habita la belleza, aunque yerre en ocasiones. Ese hilo apenas visible cantaba mi vida a los cuatro vientos. 
     Ensanché los pulmones y dejé escapar un beso vagabundo. Me senté bajo nuestro árbol en contemplación. El ave contaba sus pasos de un lado al otro de la rama y mostraba indicios de estar a punto de precipitarse. Entonces recordé las gaviotas que parecían ir en caída y sólo buscaban comida. Me dibujé una sonrisa en la boca y tracé un jeroglífico entre mis pechos. Una pirámide que te bastaría invertir para comenzar de nuevo. El olor de la fruta madura trajo tu piel. Te acercaste y nos olfateamos. Abrí bien los ojos y cerramos las bocas. El silencio dicta sosiego del alma. Nos rozamos los labios y dejamos que los cuerpos hablaran. Vino el calor, un recorrido harto conocido, primerizo, mágico. Esa bienaventuranza de saberte y por la que vuelvo en cada ciclo.

4 comments:

  1. La bienaventuranza de saberte contando historias es la que me lleva a volver en cada ciclo. Te leo y te parafraseo. Magico, como ya es costumbre. Un abrazo grande

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  2. Gracias por estar, querida. Te poso un beso.

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  3. Cuenta la leyenda que un pequeño príncipe, harto de discutir con una flor malcriada, aprovechó una migración de pájaros silvestres para explorar nuevos mundos.
    Mentira.
    Ese viajero estelar supo, desde mediados de verano, que entre las galaxias hay una princesa que de tanto soñar tiene una nebulosa sobre sus hombros, que hay una princesa indisciplinada que es incapaz de abrigarse con una simple rebequita para protegerse de los fríos siderales, que hay una princesa allá lejos con un corazón tan infinito como los decimales del numero PI.

    (disculpe por este comement tan raro)


    El texto bien bonito, como siempre.

    (este comment es más lógico e igual de sincero que el anterior)

    Saludos

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    1. Los "comments" raros son los mejores. Un abrazo, Consueño.

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