Hay un hombre que sueña en silencio, sueña una mujer que sueña al hombre. La mujer y el hombre se sumergen en un idilio de primavera recuperando sueños. Las letras sosiegan la fuga de ansiedad y el trovador es conjunción de almas. El sueño deriva en un amasijo de siluetas que auguran el viaje de regreso a casa, las bocas vagan en un beso sin confín y los cuerpos sudan sus nombres al unísono. Sus rostros se pierden en el sueño, sólo germina su esencia en sus dermis.
Bello post.
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