Thursday, September 15, 2011

Receta para enfermos del alma.

De lo relativo a los humanos, el alma, es la primera víctima de los  forcejeos emocionales. Nada más común que ver ojos que fueron brillantes perder la luz al sentir que el alma está abatida.
De todos los adobos y especias, el amor, es el mejor para preparar comida para enfermos del alma. El amor, a diferencia de la albahaca, el cilantro y la canela, tiene la propiedad de dar aroma, sabor y textura a los platos más sencillos sin ocultar los sabores únicos de los alimentos. Cuanto más amor ponemos más realce se logra. Pero eso sí, tiene que ser natural. Las recetas hechas con amor sintético o deshidratado envilecen los alimentos.
El amor como las flores arranca una sonrisa a enfermos del alma.

                      Sopita de pollo modificada.

Lo más importante de esta sopa es la selección de la presa, esta debe ser fresca. Pollo viejo es un  oxímoron, algo así como inteligencia militar o conservador apasionado. Para este plato se deben seleccionar partes frescas del ave. Tiempo atrás cuando mi abuela enamoró a mi abuelo con sus platillos uno iba a la carnicería del barrio y pedía ver el pollo. Hoy día, los pollos están identificados con nombre y apellidos. Cada pollo tiene su fecha de nacimiento, defunción y le agregan una muestra de ADN para que uno sepa algo de su historia familiar. Se compran las piezas o el ave completa. Evite adquirir el pollo en el supermercado, esos han estado expuestos a un frío abrasador de almas. Para esta sopita no compre pollo deshuesado o sin piel. Usted mismo puede quitarle el cuero y el hueso siguiendo las sencillas instrucciones de cualquier manual de anatomía avícola.
Vamos al grano....... Necesitará:
Patatas, zanahorias, calabaza, letricas, fideos, cebolla, una hoja de laurel, comino, orégano, perejil, albahaca, preferiblemente el pollo con hueso y amor puro.
Cocinemos
Antes de empezar limpie bien el pollo, cuéntele de sus compañeros de olla y acaricielo hasta que se le ponga la piel de gallina.
Coloque un litro de agua en una olla y ponga la temperatura al máximo. Si usa fuego libre(hoguera o fogata),dele viento a esas llamas!
Agregue una cucharada grande de sal al agua hirviendo, la cebolla, la hoja de laurel y demás condimentos.
Introduzca el pollo en la olla lentamente, deje que el agua y los condimentos lleguen hasta sus huesos.
Cuando empiece a ver actividad en el agua(ebullición), revuelva lenta y consistentemente. Use una cuchara larga de madera. La textura armónica de la madera ayudará a darle carácter a la sopita.
Baje la temperatura y añada las patatas, calabaza, zanahorias y letricas. Dibuje versos en la superficie. Para el que use fuego libre, póngale vino a esas llamas y tape la olla.
Cuando crea que el pollo ha esparcido su esencia por toda la olla, saque el caldero del fuego y espere a que decante.
Sirva en plato grande.

La vanidad es otro condimento esencial en el recetario para los enfermos del alma. Los encargados de alimentar han usado siempre esta especie. Pero al igual que el azúcar, su exceso, empalaga, produce náuseas.Un aspecto relacionado con este es el éxtasis alimenticio. El cocinero debe entender que el comensal tiene plena confianza en él, baja su defensa y se entrega. He ahí la razón por la cual se debe dosificar la vanidad, es más, debe combinarse con la humildad en una proporción de 1 a 1267. La vanidad desencadena una reacción física en los enfermos del alma. Si es positiva y prudente, resulta ser afrodisíaca, de lo contrario puede terminar con la persona enferma matándola de hambre.

Si el comensal cierra sus ojos y empieza a gemir mientras saborea lo que le hemos presentado y sus labios se ensanchan como buscando besar y luego con mirada penetrante busca respuestas en el cocinero, usted ha desencadenado un orgasmo culinario. Si este fue sincero, bésese las manos. Es usted un mago!

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