Saturday, July 7, 2012

Dominios paralelos.

   ¿Eres mía?-preguntas. Me sorprende esa interrogante que me he planteado yo misma durante los últimos cientos de días. ¿Cómo responder a esa frivolidad tan nuestra de ver al otro como propiedad privada? La lujuria desencadena la posesión personal. Al principio nos comían los celos, ¿recuerdas? Vivíamos comparándonos con todo lo que nos rodeaba. Comenzamos a tensar el arco y descuidamos detenernos a tiempo. Más de una vez estiramos tanto la cuerda que nos causó llagas. El ego nos marcó el alma. Sufrimos como simples mortales incapaces de sabernos seres sociales. 
  Dejas el café a medias y sales corriendo. Queda sobre la mesa y olvido fregar la taza. Me mira cada vez que paso frente a ella y sólo atino a meter la lengua y empaparla de tu saliva. Mi subconsciente se resiste a degustar lo amargo, lo escaso. Prefiero que mis papilas las bañe tu baba, dulce, generosa. Me ronda la pregunta. La has echado a rodar con el líquido negro por todo mi cuerpo. No es que lo olvide, simplemente que no lo veo como algo cognitivo. Prefiero que me sorprenda.
" Ven a besarme a la salida mi clase"- te pido. Quiero besarte en el estacionamiento y que todos me vean. Paso el día contando la bendita hora de la trinidad. A las 3 termino, tres somos. Así es como mejor comulgamos. Macho, hembra y espíritu. El espíritu nos une sin distinción de roles de género. Tú alabas mi capacidad de entendimiento. Yo elogio la expresión de tu lado femenino, regreso a la Tierra Madre. Esos son nuestros peanes a Apolo como sanador.
 El reloj me bendice finalmente y salgo corriendo. "Saliendo"- te texteo. "Mi luz"- contestas. Y con ese sol que me recibe a la intemperie, miro alrededor y sé que no me esperas. Ya no calienta, quema. Debí suponer que la oficina te encarcelaría. No te contesto. Me subo al auto y conduzco al parque que descubrí hace un par de días. Linda con una calle sin salida, con árboles que forman arcos. Disfruto la soledad, la calma casi fúnebre de ese lugar que desentona con mi ira. No quiero ser luz, ni fingir que entiendo. Por eso no te escribo. Mi teléfono se llena de mensajes tuyos que rehúso leer. Comienzo a tomar fotos. Hay un puente  transpuesto de otro entorno a esta ciudad. No le pertenece.  Siento que quiero correr y no pertenecer. La fotografía me sana, o el verde, ya no sé. Hay algo en todo eso que me envuelve y me dejo acariciar. Y pasa. Te envío una foto  y pides más, siempre más. Decido dejarme tentar por el verde exuberante. Cambia mi ánimo y quiero decirte la frase prohibida. Se ha desatado una brisa que me atrapa con dos brazos humanos. La realidad es una ilusión, me digo. Viene con aroma de café y cubre mis ojos. Una boca lúbrica, caliente atrapa mis labios, mi lengua. Reconozco esa saliva.  Dulce. Generosa. Me tiende de una vez bajo los arcos naturales que tejen las ramas. Me cala. No sé de dónde sale tanta acuosidad, si es tuya, mía o de un dominio paralelo.

6 comments:

  1. Una historia con muchas historias. Bien contada, fluida, con oraciones cortas y cortantes.

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  2. "Una taza que te mira". Hacía tiempo que no me encontraba con una prosopopeya simple pero eficaz. Y al final ceder la batalla para conseguir una derrota que sabe a victoria (acuosa).
    Rendido quedo.

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  3. Como ya es costumbre, lo leo de un tiron, casi sin respirar y lo releo al menos dos veces mas. No se que decir...wow....

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    1. Za, querida! Siempre una alegría que lo disfrutes. Un besazo.

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