Sunday, July 3, 2011

Sin rodeos.

Con este hombre no hay que disimular. Le hago el amor cuando le escribo cartas, poemas de amor para un extraño sin rostro, esos largos momentos en que aflora la nostalgia de lo que se puede ver pero es intangible.
 Esos cortos momentos que me regala son para el sexo sucio. El sabe lo que quiere y lo que yo quiero así que para que andar dándole vueltas al asunto. El amor se reduce al uso de zonas del cuerpo, dedos que penetran, lenguas que lamen, movimientos monumentales. Es beberme su cerebro mientras succiono su falo.

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